El sábado Sant Cugat,
Collserola y gran parte del litoral catalán, amaneció con una fina capa de
nieve. Fina, pero suficiente para cancelar la salida en road bike que iba a
hacer con los amigos de BCNTriathlon (www.bcntriathlon.com) por la zona del Maresme.
Una pena, porque desde hacía un par de semanas que no salía con la bicicleta de
carretera y me hacía ilusión pedalear. Pero, cosas del destino o no, acabé
corriendo casi tres horas con Gerard Sanromà por la sierra de Collserola,
cubierta por un espectacular manto blanco. A Gerard y a mí siempre nos ha
encantado el trailrunning, y el sábado era la ocasión perfecta para ir a correr
por el monte ¡nevado! Sin duda, no podíamos dejar pasar esta oportunidad de
disfrutar de una Collserola atípica.
Abrigados con la chaqueta de
la Unió Ciclista Sant Cugat, pero con pantalón corto, cruzamos la ciudad hasta
llegar a la entrada al Parque de Collserola en la que está el Pi d'en Xandri,
un árbol emblemático de Sant Cugat. Los primeros dos kilómetros de pista ancha
estaban muy embarrados, pues a las 10 de la mañana ya había pasado bastante
gente. De allí, empezamos a subir por un sendero que hay antes de llegar a Can
Borrell. Absolutamente nevado a medida que nos adentrábamos en la zona boscosa.
La nieve había provocado que, por el peso, los árboles cedieran y las ramas
estuvieran en medio del camino. Apenas 50 metros después de empezar a subir por
el sendero, nevado y resbaladizo, tuvimos el primer aviso. Un árbol caído nos
obligaba a parar. Pero decidimos seguir después de un par de fotos y que nos
cayera un poco de nieve encima.
Brutal correr por Collserola nevada... |
La verdad es que es una
experiencia brutal correr por la nieve. Y aún más, cuando es al lado de casa y
por donde corres habitualmente. El paisaje cambia por completo, pero el
disfrute es incluso mayor. Recuerdo el pasado 1 de mayo corriendo por nieve en
la Cerdanya y la verdad que el sábado fue una sensación aún mejor. Y es que
cada metro que avanzábamos, era cada vez más difícil. En las ramas de los
árboles se acumulaba la nieve y teníamos que moverlas para que la nieve cayera
y así poder pasar. El resultado después de mucho rato así, fue que acabamos con
los pantalones empapados. Y llegó un momento en que pasar era ya imposible.
Después de intentar pasar por debajo de unos árboles y que nos cayera un paquetón
de nieve encima, decidimos dar media vuelta y volver al camino ancho. La vuelta
siguió la misma tónica que la ida, es decir, pasar por el mismo camino que la
ida hasta llegar al camino de nuevo.
Una vez allí, decidimos
cambiar el recorrido inicialmente previsto y nos fuimos hacia la zona de Flor
de Maig y Can Coll. El barro era una constante en los caminos anchos, pero a la
que nos volvimos a meter por senderos estrechos, la nieve ocupaba la mayor
parte del camino. El trailrunning es una de nuestras pasiones y el sábado, con
todo nevado, disfrutamos aún más. Pero a medida que avanzaba el día, la nieve
se iba deshaciendo y los senderos parecían ríos del agua que llevaban. En ese
momento no sabía si llevaba chanclas y bañador de lo mojados que estaban mis
pantalones y mis bambas. Pero estábamos disfrutando como niños e ir con “unos
litros de agua de más encima” era lo de menos.
Gerard y yo con un panorama totalmente blanco |
Después de correr por la zona
de Can Coll y disfrutar de unos paisajes con nieve, insólitos en Collserola, cruzamos
la carretera de Cerdanyola y nos fuimos a Can Borrell de nuevo. A Gerard le
dolía la pierna y está saliendo de una lesión, por lo que decidimos volver a
casa tras descartar subir al Tibidabo. Volvimos por el Pi d’en Xandri, y cuando
llegamos al Colegio Europa decidimos hacer el último kilómetro hasta casa
caminando. Después de correr por unos paisajes nevados en Collserola, realmente
te das cuenta de lo bonito que es hacer trailrunning y lo diferente que es de correr
por la ciudad… Pero en la variedad está lo bueno, así que lo mejor es
compaginarlo todo para no cansarse nunca de nuestra pasión por correr.
Al acabar, antes de llegar a
casa, Gerard y yo coincidimos que había sido uno de los mejores días de ‘entreno’,
pero no por la intensidad ni el desnivel acumulado, sino por las sensaciones
espectaculares y el disfrute máximo. Al final salieron 17,89 kilómetros en poco
menos de dos horas y media, pero en la montaña y ese día, era lo menos
importante. Sin duda, una experiencia gratificante más al saco y aprendiendo
cada día que en la montaña siempre hay que tener respeto. La frase del día estaba clara: "Estoy hecho de senderos inexplorados, no de caminos conocidos". Y también tengo claro que hay que seguir cada día, avanzando hacia el límite.
¡Vamoooos!
Pablo
Os dejo el enlace con todas
las fotos que hicimos en este día único. ¡Disfrutarlas!
http://www.facebook.com/media/set/?set=a.4591520630626.2162396.1370451661&type=1
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