miércoles, 26 de junio de 2013

Xavi Segura: "Un buen encordador no te va a ganar partidos, pero encordar mal una raqueta puede hacer que el jugador los pierda"

Xavi Segura, encordando en Main Draw Tennis
Xavi Segura (Barcelona, 4 de abril de 1976) es el encordador oficial del equipo español de Copa Davis desde el año 2000. Empezó a encordar raquetas en la tienda especializada en tenis que sus padres tienen en Barcelona. Hace menos de dos años, abrió en Sant Cugat del Vallés (Barcelona) una tienda especializada en tenis, Main Draw Tennis. Actualmente, compagina sus tareas en Main Draw Tennis con las de encordador oficial de diversos torneos ATP a través de Babolat, además de viajar con el equipo español de Copa Davis a cada eliminatoria.

Después de su paso por el Godó y Roland Garros ejerciendo como encordador oficial del torneo, nos acercamos a su tienda, Main Draw Tenis, donde nos recibió para hacer la entrevista mientras encordaba unas raquetas. Desde aquí, le agradecemos su tiempo para la entrevista.

Encordador del equipo español de Copa Davis desde el año 2000. ¿Cómo llegó esa oportunidad?

Empecé a trabajar desde muy pequeño en el mundo del tenis como encordador, porque mi familia tenía y sigue teniendo, una tienda especializada en Barcelona. Allí antiguamente iban la mayoría de tenistas profesionales ya que entrenaban en Barcelona mucha parte de la temporada. A raíz de eso, los jugadores me fueron conociendo y cuando se jugó la final de la Copa Davis del año 2000 aquí en Barcelona, no estaba definido un encordador en el equipo nacional  y me llamaron a mí. 

Antiguamente lo que se hacía era que, cuando se llegaba a una ciudad, la organización ponía a un encordador de una tienda para que se ocupara de las raquetas de los dos equipos. Lo que pasa es que en el tenis, como todos los deportes, se ha ido profesionalizando y ha ido a más. Entonces, en el 2000 creyeron que era importante la figura de un encordador en el equipo para que sólo les encordara las raquetas a ellos. Y como la mayoría del equipo, tanto jugadores como capitanes, me conocían, le hicieron una propuesta  a la Federación Española y a partir de la final empecé a trabajar con ellos.

Comentas que tus padres tenían y tienen una tienda de tenis. ¿Por qué entonces empezaste a encordar raquetas y no a jugar al tenis?

La verdad es que yo siempre había sido “de fútbol”. A raíz de la tienda, me fue picando el gusanillo del tenis pero siempre a nivel amateur, nunca para llegar a nada sino para hacer una actividad extra escolar.  Empecé a jugar, pero la realidad es que he pasado muchas más horas de taller y tienda, que no de pista. Sí que se lo mínimo para poder escuchar y evaluar a los jugadores, me encanta el tenis como deporte pero tampoco creo que se tenga que saber jugar muy bien al tenis para poder llegar a entender y llegar a trabajar para estos jugadores. Siempre lo comparo con los mecánicos de los F1, ya que conocen perfectamente lo que tienen entre manos, pero nunca sabrán llevar el coche como lo hace el piloto. Hay que entender de materiales, conocer el juego y también, hay que saber interpretar lo que ellos quieren para poder darles tú el servicio adecuado.

¿Cómo fueron tus inicios profesionales?

Más profesionalmente, nada es fácil porque cuando te quieres meter en la élite tienes que trabajar mucho, pero sobre todo, demostrar mucho. Por lo tanto, llegar a encordar torneos de primer nivel, no es fácil. Atrás queda el trabajo de fondo de muchísimas horas encordando en tienda, muchísimas horas estudiando materiales y entendiendo el porqué de reacciones de materiales. Pero yo creo que es la única vía para dedicarse no sólo a esto, sino a cualquier profesión. Me imagino que, por tanto, todos los inicios son bastante parecidos en este sentido.

Entrando en materia… ¿Qué importancia tiene el cordaje a la hora de jugar a tenis?

Yo creo que es fundamental, ya que es la única parte de la raqueta que tiene contacto con la pelota. Es fundamental el tema del cordaje, y también es fundamental el tema de la empuñadura. Es por donde los jugadores cogen la raqueta y lo que les transmiten las sensaciones de su juego. Siempre he dicho que un buen encordador no te va a hacer ganar partidos, pero encordar mal una raqueta sí que te puede hacer perderlos. De ahí nuestra importancia, no porque les ayudemos a ganar, sino porque a la hora de entrar en la pista ya tienen un problema menos en la cabeza que es el cordaje.

Segura, encordando

¿Y entonces, por qué es tan desconocido entre los jugadores más amateurs?

Eso es porque nunca se le ha dado importancia. Yo creo que eso es como el zapatero que te arregla las suelas. Lo vemos como una reparación, pero nunca se le da la importancia que tiene a nivel amateur. A nivel profesional sí que se le ha dado mucha importancia. Pero a nivel amateur, al final la gente de la calle lo que ve es que no debe ser tan complicado poner cuatro cuerdas en una raqueta y qué más da que lo ponga uno que otro. Miran mucho más si le hacen un precio más barato que otro, cosa que entiendo. Pero como todo, hay que informarse bien porque hay muchos tipos de cordajes y muchos tipos de máquinas con los que se trabaja en tu raqueta e igual se puede romper. O el cordaje que te recomiendan, puede ir mejor o peor según tu tipo de juego o te puede llevar a pequeñas lesiones en el codo, el brazo o el hombro. Entonces, si vas a especialistas, siempre te van a asesorar un poco mejor.

¿Cuál es el contacto que tienes con los fabricantes? ¿Qué destacarías de la evolución del material a lo largo de los años?

La relación que yo tengo con los fabricantes es bastante intensa, porque ellos saben que Main Draw como empresa, trabaja para muchos profesionales y para ellos somos una referencia a la hora de dejar probar material. De hecho, estamos en contacto con varias marcas en su departamento de I+D para desarrollar nuevos materiales, ver que comportamientos tienen las raquetas, o qué necesidades tiene la gente en los clubes ya que se piensa, lógicamente, en los jugadores amateurs que son los que compran el material.

Por otro lado, hablando de evolución de materiales, los fabricantes se han dado cuenta que nunca van a poder competir con deportes de gran masa social, como podría ser el fútbol. Y lo que han intentado ha sido alargar la vida del tenista. En la época de mis padres, la gente a los 50-55 años tenía que dejar de jugar por el famoso “tennis arm”, un problema de codo debido a las muchísimas vibraciones que transmitían las raquetas metálicas o de madera de aquel entonces. A medida que ibas jugando, se te iba cargando el brazo. Hoy en día es muy habitual ver jugando a gente de 80 años, lógicamente a su nivel, pero jugando en los clubes. Y eso es, en gran medida, por la evolución de los materiales que hoy en día son más ligeros y nos ofrecen más potencia. Y en definitiva, mucho más confort.

Cambiamos de tercio. En la pasada edición del Godó vimos unas condiciones meteorológicas muy cambiantes, con sol y lluvia a la par. ¿De qué manera afectó a tu trabajo? ¿Los jugadores te piden algún tipo de cambio en función de la meteorología?

El tenis es un deporte de sensaciones, y los tenistas viven mucho de esas sensaciones. Lo que para nosotros puede ser una “pijada”, para ellos es súper importante. Entonces está claro que las condiciones meteorológicas en un torneo te pueden hacer variar las tensiones en tus raquetas. Cuando llueve, la pista suele estar más pesada y más lenta, la pelota tiende a hincharse y al jugador le cuesta más pegarle a la bola. En estos casos, lo que se suele hacer es bajar un poco las tensiones para que el cordaje tenga más potencia y le ayude a despedir más, que es tal y como ellos quieren jugar. Todo lo contrario cuando, por ejemplo, empezamos en el Godó, los jugadores al no tener condiciones de frío y lluvia sino todo lo contrario, pedían tensiones más altas en el cordaje. Aunque no es una regla de tres. Así como en las motos cuando llueve todo el mundo pone neumáticos de agua, en tenis, no todos los jugadores cambian la tensión del cordaje. Igual se sienten a gusto esa semana con esa tensión y no te cambian nada.

Xavi, encordando durante la entrevista
¿Cómo es tu día a día en el Godó? ¿Vas a ver los partidos para ver cómo evolucionan los cordajes o estás todo el día en los aledaños de la caseta de encordadores?

Estamos casi todo el día en la caseta. Sobre todo los primeros días que hay tantos jugadores, tenemos mucha carga de trabajo. Por eso los torneos prácticamente no los disfrutamos. Igual al final del torneo, pues sí que te puedes escapar a ver un poco de tenis. Porque también es una lástima que estés en los mejores eventos del mundo y no los puedas disfrutar, sabiendo que a la mayoría de los que encordamos, nos gusta el tenis. Pero somos conscientes que estamos allí para trabajar y no para disfrutar, pero sí que es verdad que cuando tenemos un poco de tiempo libre, nos hace ilusión ir a ver cómo juegan toda esa gente para la que estamos trabajando.

¿Cuántas raquetas has llegado a encordar en un día de competición en el Godó? ¿Y en toda la semana de competición?

Normalmente en los primeros días que, como ya he dicho son los de más cargas de trabajo, cada encordador puede hacer entre 30 y 40 raquetas diarias, que son bastantes. Y como media, se te pueden quedar entre 120 y 130 raquetas en toda la semana de torneo, por encordador.

Eres, junto con el doctor Cotorro y el delegado Pedro Hernández, los únicos españoles con cinco Copas Davis en vuestro haber. ¿Qué sientes después de tantos años trabajando en el “mundillo” habiendo ganado cinco ensaladreras? (Y las que quedan…)

Lo que digo, a pesar del “vacileo” que le hago a mis amigos, es que yo no siento que he ganado esas cinco ensaladeras, sino que he participado en la consecución de las Davis. Considero que son los jugadores los que las ganan porque son ellos los que están en la pista, y nosotros intentamos ayudar a que todo les vaya bien. Los que están ahí y dan la cara, son ellos. Hombre, para mí es un enorme orgullo. Imagínate haber coincidido en el equipo de Copa Davis en la época dorada del tenis español con tantos buenos tenistas y tantos títulos, para mí es una pasada. Y encuentro que para cualquier persona aficionada, el hecho de estar en la élite y encima con éxito, es lo mejor. Pero eso no hace más que animarme a seguir trabajando, a seguir moviéndonos porque creo que es lo que tiene que ser, pero para nada, acomodarnos en estos éxitos del pasado. Está bien recordarlos, pero me imagino que sería muy erróneo por mi parte y por Main Draw, conformarnos con lo que tenemos y no pensar que puede haber más.

Como curiosidad, ¿qué te harías y qué pensarías si te pasara ahora mismo algo en las manos?

Sería una “putada”. Encordar no podría encordar. Es un trabajo que, a pesar de los adelantos en la maquinaria, la labor en sí es muy artesanal y muy manual. Me pondría de asesor o algo así, que ahora está de moda (risas). No, ahora sinceramente, espero que no me pase nunca.

Ya para acabar. ¿Qué tal llevas eso de que la RAE y el Ministerio de Trabajo no reconozcan la palabra ‘encordador’?

Yo creo que al final esto es más culpa nuestra, del gremio de los encordadores, que de la RAE. Porque la RAE al final, entienden lo que es un cordaje, entienden lo que es el verbo encordar, pero si nadie se manifiesta o lucha por lo suyo, pues imagínate si deben haber palabras y profesiones que tengan que reconocer. En esta línea, estamos en ello. Hay un proyecto en el futuro, de crear una asociación de encordadores y a ver, si con la fuerza de todos podemos hacer que la gente reconozca nuestra profesión. Al menos que la reconozcan, luego ya estará que la valoren, pero como mínimo que se reconozca como profesión, ya que creo que sería conveniente para nosotros.


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