miércoles, 29 de mayo de 2013

¡Tengo que aprender a nadar!

Sufriendo en los últimos metros...
Sí. Así de contundente. Tengo que aprender a nadar. No ha sido un debut agridulce ni mucho menos, pero me ha hecho ver que quien no entrena, no obtiene resultados. Algo bastante obvio. Sabía que llegaba al Triatlón de Cunit muy verde en natación, pero no tanto como realmente vi en competición. La causa no es otra que la falta de entrenamiento en la piscina y sobre todo en mar abierto. Nunca antes había nadado en el mar y tampoco me había probado el neopreno. Una absoluta imprudencia. La consecuencia es que, a pesar de las buenas sensaciones en bicicleta y corriendo, tengo que nadar si quiero estar compitiendo de forma decente.

Pero no todo fue negativo, ni mucho menos. Es más, creo que ha sido muy positivo para ver donde estoy y qué tengo que mejorar. Hace cosa de un par de semanas y después de la insistencia de Marc Eslava, decidí apuntarme al triatlón de Cunit. Tenía ganas, a pesar de que el precio para adulto no federado es bastante prohibitivo. Pero las ganas son imparables y al final nos apuntamos Marc, Gerard y yo.

Recogiendo dorsales después del madrugón
Marc salía antes que nosotros, a las 9 de la mañana. Es lo que tiene estar federado. Gerard y yo salíamos a las 10:15 con todo el grupo de triatletas no federados. Entre las dos salidas, 433 triatletas que competiríamos en un circuito de bicicleta y carrera a pié muy llano, pero que antes debíamos nadar en un mar que estaba muy picado.

Siendo sincero, viendo el mar picado con el neopreno puesto y sabiendo que era la primera vez que nadaba en aguas abiertas, me entró el canguelo. En la segunda salida, salíamos aproximadamente 220 triatletas, entre ellos Gerard y yo. Y sonó la bocina. Mientras caminaba mar adentro iba recordando los consejos que Fernan me dio la noche anterior: abrirse un poco por el exterior y así evitar el amontonamiento de nadadores. La verdad que me abrí demasiado y me alejé de la primera boya. Empecé a nadar y me di cuenta de que no estaba cómodo y con las olas, empezaba a tragar agua. Mala señal.

Si no entrenas, luego te das de bruces con la realidad. Mientras Gerard nadaba a un ritmo muy bueno, yo me iba quedando atrás… Me pasaban más y más nadadores. Ya no importaba el tiempo, sólo quería acabar lo que se había convertido en un sufrimiento. Durante los 750 metros de la natación, que yo creo que eran más, fui combinando crol braza y espalda con paradas para descansar. Después de más de 28 minutos nadando y llegando de los 10 últimos, acabé el segmento de natación. ¡Qué desastre! Pero a medida que me acercaba a la zona de boxes para coger la bicicleta, esa sensación de desastre iba disminuyendo. Empezaba lo que más me gusta: ir en bici.

Yendo a boxes y después de salir de nadar...el mundo da vueltas ¡qué mareo!
Después de una pésima natación, la bici estaba sola en el box jajajaja

Me tomé con la calma la transición. Tanto que incluso me puse calcetines, algo que solo hacen los auténticos globeros. Y yo soy uno de ellos aún. Cuestión de comodidad. Salí del box marcándome una ‘bici fantasma’ para coger confianza y empezaba lo que más me gusta: pedalear. Justo salir me pasaron los primeros clasificados y me intenté poner en su grupo para recuperar todo lo perdido en la natación. Error, empecé demasiado fuerte.

El circuito era muy llano y rodador, con cuatro rectas de poco más de un kilómetro cada una, dos con viento en contra y dos con viento a favor. Teníamos que dar tres vueltas de algo más de seis kilómetros cada una. Un circuito que iba estupendo mentalmente, para poder avanzar corredores y tener más referencias visuales. Así como en el tramo de natación me pasaba todo el mundo, encima de la bici hice un buen parcial y adelanté a bastantes triatletas. La verdad es que se nota cuando se entrena o no. Y me favorecía que a lo largo del circuito hubieran varios pasos de cebra elevados, ya que era el lugar para adelantar corredores. Mientras la mayoría de triatletas bajaban la velocidad para pasar los ‘baches’, yo los saltaba.

TriPostureo
Las tres vueltas siguieron la misma tónica. Avanzar corredores ‘full time’. Físicamente me reventé bastante, pero sabía que tenía que darlo todo para poder hacer un tiempo decente. Y sí, acabé el tramo en una más que correcta 169 posición de 433. Pero no quería que mi remontada se quedara en eso. Todavía faltaban los 5 kilómetros de carrera a pié. Durante la bici aproveché para hidratarme bien, pero me noté que había tragado agua nadando y que seguro que eso me pasaría factura corriendo.

La última transición fue un poco más rápida, a pesar de lo largo que era el box. Una vez calzadas las bambas, quedaba el último esfuerzo. La progresión desde que había dejado de nadar había sido constante así que quería mantenerla. Al inicio del tramo de carrera a pié te sientes bastante cojo corriendo, hay que adaptar después de la bici, cosa que yo no hice. Un inicio relativamente fuerte que me temía que iba a pagar bastante caro…

Como siempre, compitiendo con Gerard
El tramo de correr eran dos vueltas y media a un circuito cerrado por el paseo marítimo. Duro y agradecido. Me crucé con Gerard cuando acababa mi primera vuelta, pero él ya iba hacia meta. Había volado, corriendo como un animal. Avanzando corredores, poco a poco fui mejorando posiciones hasta llegar a meta superada la hora y veinticinco de carrera. No está mal para el debut, pero obvio que hay que mejorar mucho la natación. Ahora que ya lo sé, no queda otra que tirarse a la piscina.

Así que, con las Wild Wolf Triathlon Series by Polar de Andorra de mediados de julio en la cabeza, toca entrenar. Ya estoy inscrito, así que debutaré en un triatlón olímpico en poco menos de dos meses. Ganas no faltan, pero  ¡a la piscina de cabeza YA!

¡Vamos!


Pablo

miércoles, 15 de mayo de 2013

Una maratón de montaña... ¡por error!

Entrando en meta ¡satisfacción máxima!

42 kilómetros, 5 horas 15 minutos y 1890 metros de desnivel positivo. Con esos datos en el reloj cruzaba el domingo la meta de la Dolmen Race, una carrera de trailrunning que discurría por los caminos y senderos del Parc Natural del Montnegre i el Corredor. Con salida y llegada en el pueblo de Sant Andreu de Llavaneras, me pareció una prueba excelente para debutar en una carrera por la montaña. Y cómo no, debuté con Gerard, con quien comparto la gran mayoría de kilómetros corriendo por Collserola.

Con la mirada puesta en los 35 kilómetros de la Cursa de Muntanya de la Cerdanya (CMC) del próximo 9 de junio, nos apuntamos para descubrir sensaciones y hacer kilómetros por la montaña con un dorsal. Estaba inscrito en la carrera de 26 kilómetros, una distancia idónea para preparar la CMC y ver en qué estado la podría acabar. Pero como ya he dicho antes… ¡acabé la carrera con 42 kilómetros en las piernas! Todo tiene una explicación…

El domingo empezaba con madrugón. El despertador sonaba a las 5 de la mañana para poder llegar a la salida de la carrera a las 8:30, habiendo desayunado antes. En la zona de recogida de dorsales, como es habitual en muchas carreras, me encontré al periodista de TV3, Xavi Bonastre. Estuvimos charlando un rato del Godó y de la carrera que daba salida en breves momentos, la Dolmen Trail Race de 47 kilómetros. Yo hacía la de 26 con Gerard, y Bonastre la de 14,76 kilómetros. Gran variedad para todos los niveles, algo que me parece excelente.

Al inicio nos las prometíamos felices
Era una experiencia nueva para buscar sensaciones y por tanto, el ritmo que debía llevar era desconocido. Así que empezamos fuertes por los primeros tramos de pista a poca distancia de los líderes. Para que esté yo cerca de los líderes, el nivel era bastante bajo… Así que como las sensaciones eran buenas, mantuvimos el ritmo relativamente alto. El primer punto importante de la carrera era la cima del Montalt, con más de 500 metros de altura y que cerraban la primera fase de 8 kilómetros de la salida. Las sensaciones subiendo eran muy buenas, y ya quedaban menos de 20 kilómetros para llegar. O eso pensaba yo sin saber lo que nos iba a pasar más adelante.

Después del Montalt, empezamos a bajar por unos senderos muy técnicos, donde si te despistas, acabas en el suelo. Máxima concentración para bajar rápido pero seguro, entre piedras y raíces. Ahí fue donde empecé a notar dolor en la barriga por el isotónico que había tomado en el primer avituallamiento. Aminoré el ritmo para llegar bien al siguiente, en el punto más alto de la carrera: la ermita del Corredor. Y allí, en el kilómetro 14, empezó el lío…

Al salir del avituallamiento, había dos caminos, y ninguno indicado con las cintas que sí habían marcado todo el recorrido desde la salida. Iba en el grupo de los primeros, y erróneamente todos nos dirigimos por el camino equivocado. Según comentaron después de la carrera, parece ser que un gracioso se dedicó a quitar las cintas. Y todos, nos equivocamos y nos fuimos por el otro camino. Al principio ningún problema. Todo era tramo de bajada, pero las dudas seguían en el grupo. Parábamos y seguíamos corriendo.

Perdidos buscando el sendero correcto
Llegó un momento que lo que nos estaba pasando no era normal. Y se impuso la cordura. En el dorsal, había un par de números de teléfonos de emergencia así que decidí llamar. El primero, contestador. El segundo sí que respondió. Le comenté al organizador que 15 corredores estábamos perdidos después de seguir un camino sin indicaciones. Corríamos un rato y volvíamos a llamar. Pasamos por un repetidor, una masía, y diferentes senderos hasta que por fin, llegamos otra vez a la ermita del Corredor con 23 kilómetros en las piernas.

Allí estaba Sandro, el organizador, que nos explicó el problema y nos dio un par de soluciones. Los que quisiéramos podíamos acabar la vuelta por el circuito establecido y hacer más distancia de la establecida o sino, bajar a la zona de llegada en coche o corriendo por los senderos de la subida. La verdad que la organización muy bien, solucionando cuanto antes pudieron el problema y dándonos diversas alternativas.

Total que, ni cortos ni perezosos, Gerard, dos corredores más y yo, decidimos seguir y acabar el circuito original sabiendo que acabaríamos con muchísimos kilómetros y seguramente con dolor en las piernas y rampas. Pero el miedo ante lo desconocido es lo que te hace aventurarte a descubrirlo. Y sin duda, probarlo fue la mejor opción.

Ahí empezaba otra nueva carrera, ya no contra el crono sino que contra uno mismo. Por delante, cerca de 18 kilómetros con mucho desnivel aún por superar. El primer tramo tenía bastante bajada, hacia un llano donde había un dolmen y un mirador. Y, casualidades de la vida, bajando por un sendero nos cruzamos con Ricard Martí, que había sido profesor nuestro en La Farga. Ya quedaba menos para llegar…

Cabizbajo, llegando al kilómetro 35...
Sufriendo en los últimos kilómetros
Bajando por senderos empinados aunque no muy técnicos, enlazamos con otro chico que hacía el circuito largo y que conocía la zona. Nos dijo que faltaba poco, lo típico que dicen para engañar a la mente porque faltaban más de 10 kilómetros para acabar. Y encima estábamos en una subida que no picaba pero era muy constante. Ahí es donde empiezas a ver que la cabeza es la que está empujando. ¡Qué duro!

Llegamos al penúltimo avituallamiento justos de fuerzas. Era vital afrontar los últimos 8 kilómetros con fuerzas, así que una buena dosis de agua y azúcar para hacer los últimos kilómetros era vital. Quedaba mucha bajada, y ya a unos ritmos muy lentos. Poco a poco, y con Gerard ya dolorido muscularmente, fuimos bajando con unas vistas espectaculares. Ya veíamos el mar, quedaba poco.

¡P'allá no, p'alla!
Con el mar de fondo, ¡quedaba menos!
Correr y caminar. Esa fue la tónica de los últimos kilómetros hasta la llegada. Y bueno, un susto que dio Gerard cuando le pegó una rampa de esas que hacen historia. En el kilómetro 40, se tiró al suelo con el gemelo enrampado. Descansamos y bajamos trotando lo que quedaba hasta llegar a la meta. Uf… menuda sensación tan espectacular. Después de más de 5 horas volvíamos a estar en la zona de la llegada. ¡Qué satisfacción tan increíble y qué dolor de piernas!

Creo que las caras lo dicen todo...
Sin quererlo, habíamos acabado una maratón por montaña. Y ahora que lo pienso en frío, siento que es una barbaridad. Pero súper satisfecho de haberla hecho. Y con ganas de descansar ahora un poco para poder afrontar la Cursa de Muntanya de la Cerdanya de 35 kilómetros con garantías y ganas de disfrutar aún más. No acabo sin decir que el masaje que me dieron en la llegada ha sido vital para estar bien esta semana. Gran carrera. El año que viene volveré para hacer la maratón oficialmente. Felicitar desde aquí a la organización por el esfuerzo y por superar las dificultades, en especial a Sandro y Caranord.

¡Seguimos preparando la CMC!

Pablo 

viernes, 10 de mayo de 2013

Albert Costa: "Rafa Nadal da un plus al torneo"


Albert Costa Casals (Lleida, 25 de junio de 1975) es actualmente director deportivo del Barcelona Open Banc Sabadell - Trofeo Conde de Godó, y también director deportivo de la Real Federación Española de Tenis. Hasta 2006 fue tenista profesional ATP, siendo campeón de Roland Garros en 2002. Entre 2008 y 2011 ocupó el cargo de capitán del equipo nacional de Copa Davis, que abandonó tras ganar la final del mismo torneo en 2011 frente a Argentina.

Albert Costa, después de la entrevista
Desde aquí, agradecer a Albert su tiempo para poder realizar esta entrevista, celebrada en las instalaciones del Club Natació Sant Cugat, tras la semana de competición en el Godó.

Esta edición del Barcelona Open Banc Sabadell, la organización del torneo apostó por un cuadro final más reducido de 48 jugadores en lugar de 56 como en la edición anterior. ¿Qué ha buscado la dirección del torneo con este cambio?

Básicamente lo que buscábamos con este cambio era liberar unas plazas en el cuadro principal porque con las instalaciones que tenemos en el Real Club de Tenis Barcelona, queríamos focalizar la mayor parte de los partidos en las dos pistas principales que tenemos. En cambio, con el cuadro de 56 jugadores siempre acabábamos viendo muchos partidos en la pista 2 que es más pequeña en aforo y eso a la organización no nos acababa de gustar. De esa manera, cambiando el cuadro de 56 a 48 jugadores lo que estábamos buscando era aumentar el nivel medio de los jugadores, para que estén entre el 10 y el 40 del ranking ATP.

Desde 2009, el Godó cuenta con la categoría ATP500. ¿Es más fácil convencer a grandes jugadores para que vengan con este cambio y la mejora de las dotaciones en premios?

Si, está claro que es más fácil atraer a los buenos jugadores cuando les pagas un 'prize money' importante y cuando además, les das opción de ganar 500 puntos ATP. Sin duda es una buena combinación para que los jugadores estén motivados y con ganas para venir al torneo.

¿Qué requiere la ATP para catalogar un torneo como ATP500? ¿Puede el Godó aspirar a más de cara a los próximos años?

Existen varios requerimientos, el principal es tener un estadio con capacidad para más de 8.000 personas y una segunda pista con más de 2.000. Aparte de eso, tener una capacidad económica importante, demostrar que año tras año eres solvente y que las cosas van bien. Esas condiciones, el torneo de Barcelona las reúne todas.

¿Qué implicaría un cambio de categoría a Masters 1.000? ¿Se podría mantener el torneo en el Real Club de Tenis Barcelona 1899?

A día de hoy, estamos consolidando nuestro torneo e intentando ganar en calidad anualmente. Pensar en poder llegar a tener una categoría de Masters 1.000 ahora no es viable, pero está claro que nosotros tenemos eso como objetivo en un futuro, siempre a largo plazo. Posiblemente tendría que salir del RCTB y a nosotros esa es una de las cosas que no nos gusta. Aparte, para poder tener un Masters 1.000, otro de los que ya se está organizando debería salir del calendario. Y eso, ahora mismo, eso no es fácil.

Precisamente en 2009, te encargaron la dirección deportiva del torneo. ¿Cómo has visto la evolución desde entonces? ¿Qué mejoras destacarías desde que estás en el cargo?

Antes que yo estaba Sixto Cambra como director del torneo e hizo un trabajo excelente a lo largo de veintitrés años, dejándonos un legado muy positivo. Nosotros intentamos añadir detalles anualmente para que se vea un poco de mejora. Lo que pasa es que el torneo tiene tantos años de historia que es difícil de mejorar. Vamos añadiendo mejoras para que el público pueda ver cosas nuevas y diferentes cada año. Pero realmente mejorar el torneo es muy difícil.

Muchos jugadores afirman que el Godó es un torneo especial. ¿Qué importancia tiene el hecho de que se dispute en las instalaciones de un club? ¿Es una manera de acercar los jugadores a los espectadores?

Sí, está claro que uno de los alicientes y algo muy bonito del torneo es que se juega en un club. Yo creo que habrá tres o cuatro torneos en todo el año que se jugarán en un club que tenga una historia y unos socios. En el fondo, todos los jugadores profesionales de hoy en día empezaron a jugar cuando eran pequeños en clubes de tenis. Y eso siempre es un atractivo más para el jugador y hace que la relación con el aficionado sea más cercana. El RCTB es un club de tenis, una instalación preparada para jugar al tenis. Así como otros torneos se disputan en instalaciones municipales que tienen muchas pistas y que están ahí porque las han construido pero no hay unos socios, lo que hace diferente al torneo es que se dispute en un club. Y eso hace que el jugador, el público y el socio estén mucho más cercanos.

Entrega de trofeos, en la pista central del RCTB
Año tras año, Rafa Nadal ha acudido a disputar el Godó, exceptuando el año 2010 por su lesión. ¿Qué importancia tiene la presencia de Nadal para que el torneo sea un éxito? ¿Es fácil convencerlo para que juegue a pesar de su largo y extenuante calendario?

Sin duda, Rafa da un plus al torneo. Yo recuerdo cuando jugábamos Moyà, Ferrero, Mantilla, Corretja, Carlos Costa, Sergi Bruguera o yo, evidentemente que éramos de un nivel muy alto y la gente venía a vernos pero igual llenábamos pistas de 5.000 o 6.000 personas. Ahora cuando juega Rafa, llena la pista con más de 8.500 personas viéndolo jugar. Incluso si la pista fuera más grande, aún vendría más gente a verlo. No hay que olvidar que es el mejor jugador de la historia sobre tierra batida y está claro que cuando lo tienes en un torneo, es algo especial. Además es un jugador que se ha ganado el respeto de todo el mundo, es un ejemplo para los niños y eso hace que cuando un torneo tiene a Rafa en su cuadro, tenga un plus y un atractivo. Claro que traerlo a Barcelona cada año no es fácil. A él le encanta porque es su club, Barcelona es una de las ciudades que más le gusta, está con su gente, pero claro, lo que él quiere es alargar al máximo su carrera deportiva. Barcelona es un torneo que cada año va sumando y que le gusta mucho jugar, pero desde luego que no es fácil traerlo.

En este sentido, ¿traerá algún día el torneo a Djokovic o Federer? ¿Es un problema el exceso de torneos en el calendario para poder invitar a más ‘top10’?

Evidentemente, el calendario no ayuda porque estos jugadores juegan muy pocos torneos. Básicamente los Grand Slam, Masters 1.000 y escogen dos o tres torneos más. Desde la organización trabajamos cada año para intentar traer jugadores de este nivel. El año pasado trajimos a Rafa, Murray y David Ferrer, y lo que intentamos es que vengan los máximos posibles, pero muchos de estos jugadores, por calendario no les va bien.

Cambiando de tercio. El pasado 12 de marzo, durante la presentación del torneo en el Saló del Cent del Ayuntamiento de Barcelona, se entregó un trofeo a todos los patrocinadores que han estado presentes en el torneo en los últimos veinte años. ¿Qué importancia tienen estos patrocinadores y su fidelidad para poder organizar el torneo?

Son vitales. Gracias a estos patrocinadores podemos pagar a los jugadores, tener la estructura que tenemos en la organización y eso sin los patrocinadores está claro que no seria viable. Estamos muy agradecidos a toda aquella empresa que nos respalda y que ha apostado por nosotros durante tantos años y estamos abiertos a otras empresas que quieran entrar. Por ejemplo, este año ha entrado Fly Emirates, una compañía muy potente y que estamos muy orgullosos que esté dentro de este barco y esperamos que la colaboración dure muchos años.

Albert, en la salida de la zona de jugadores del Godó
Hablando de patrocinadores, desde hace seis años, Banc Sabadell se ha convertido en el patrocinador principal del Godó. ¿Cómo nació esa colaboración? ¿Es totalmente necesaria la existencia de este patrocinio para que el torneo siga celebrándose?

Desconozco cómo empezó esa colaboración, porque empezó antes que yo ocupara el cargo, pero lo que sí sé es que es un patrocinado básico, clave y es nuestro patrocinador principal. Tenemos muy buena relación, hay muy buen entente y buena disposición por las dos partes y esperemos que esa colaboración dure muchos años porque creemos que es una marca muy potente que nos ayuda mucho al torneo.

Este año se ha vuelto a realizar la iniciativa ‘Tenis al carrer’, para acercar el torneo a la ciudad de Barcelona. ¿Por qué se ha vuelto a llevar a cabo? ¿Qué actividades se han ofrecido a la ciudadanía en paralelo con la disputa del torneo?

Pienso que la iniciativa 'Tenis al carrer' es muy importante para que el ciudadano de Barcelona sepa que existe el torneo y pueda acceder a él. Pusimos unas pistas de mini-tenis en la plaza de la Catedral donde podían jugar todos los niños que pasaban por la calle. Intentamos organizar algo para que el ciudadano se sintiera involucrado con el mundo del tenis y en especial con el torneo. También organizamos el sorteo del cuadro final en la plaza de la Catedral, y pienso que uno de los objetivos que nos tenemos que marcar la organización a medio y largo plazo es que la gente de Barcelona haga suyo el torneo. Acercar el Godó a la gente y para que no piensen que es un torneo elitista, sino un torneo del ciudadano de Barcelona y que todos tienen la posibilidad, de alguna manera u otra, de participar en el torneo.

Para acabar y en rasgos generales, ¿qué valoración harías de esta edición del Godó marcada por la lluvia?

Desde luego la valoración de este año yo creo que es muy positiva, porque más que nunca, nos han puesto a prueba. La lluvia nos ha puesto a prueba y los pisteros han estado fantásticos trabajando muchísimo y demostrando que las pistas están a un nivel espectacular. A todos los niveles de la organización nos han puesto a prueba y el supervisor de la ATP nos ha puesto un excelente, con lo cual estamos muy contentos y pensando en qué mejorar y en que se puede añadir para el año siguiente. Lo que está claro es que, a pesar de que lamentablemente la lluvia no ha ayudado, el torneo ha salido adelante con mucho éxito.

sábado, 4 de mayo de 2013

¡Juego, set y partido... se acabó un debut increíble en el Godó!

Como juez de línea en directo por TDP
El pasado domingo, el Barcelona Open Banc Sabadell cerraba una de sus ediciones más difíciles por la lluvia, que cayó prácticamente sin cesar durante los últimos cuatro días de competición. Pero eso no hace más que darle valor a esta edición. Organización, público, jugadores, ‘pisteros’ y toda la maquinaria que mueve este histórico torneo estuvieron a la altura de lo que es el Godó. Y yo tuve la suerte de poder vivir una semana fantástica de tenis desde dentro, como juez de línea. Lo peor es que aun tengo resaca… Una experiencia increíble. La espera hasta la edición del año que viene será larga, pero valdrá la pena. Por ahora, resumo lo que fue una semana excelente, y que ¡espero que os guste!

En las previas, máxima concentración
La lluvia fue una invitada incómoda en la fase más determinante del torneo, que había empezado con un sol radiante y buen tenis en las pistas del Real Club de Tenis Barcelona 1899. Y con la mejor compañía posible. Después de sacarme el título de Árbitro Nacional de Tenis con Bruno en Figueras, el Godó era el torneo de nuestro debut como jueces de línea. ¿Presión? ¿Quién dijo presión? Los mejores jugadores sobre tierra batida, emisión por televisión y evaluación de jueces de silla como Bernardes, Messina o Lahyani. La emoción estaba servida desde el primer golpe.

Con el juez de silla ATP Carlos Bernardes
Con los jueces de silla ATP El Jeratti y Messina
Esperando a que Davidenko saque...
Desde entonces apliqué una premisa que nos dio el Jefe de Árbitros en la primera reunión informativa: “Estáis aquí para disfrutar”. Y eso es lo que hice durante toda la semana. Cumplir con mi trabajo controlando la línea que tenía asignada, pero disfrutar del ambiente único que se respira durante los días que se celebra el Godó. Ahora mismo tengo dos problemas. No sé si este post será suficiente para explicar toda la semana, y por otro lado, sigo con mono de hacer de juez de línea...


Pero volvamos a la semana de competición. El Godó como aficionado es una cosa. Vivirlo durante una semana formando parte del staff, es totalmente distinto. Y aún más si puedes acceder a la misma tierra batida. Los partidos se ven desde una perspectiva que permite, además de ejercer tu obligación, disfrutar de un tenis de nivel altísimo a dos palmos de tu cara. Nadal, Berdych, Almagro, Robredo, Raonic y un largo etcétera de jugadores que miraba con admiración por la televisión, ahora los tenía jugando delante de mí. Pegan unos palos…

Con Nico Almagro, subcampeón del Godó
Rafa Nadal, ocho veces ganador del Trofeo Conde de Godó
Pero uno de los factores que engrandecen el Godó es que no todo es la competición en sí. Qué sería del histórico torneo barcelonés sin el Village que hace las delicias de tantos invitados a los partidos. Un lugar de encuentro social y económico que reúne a destacadas personas de muy diversos ámbitos. Qué míticos han sido los aperitivitos con Bruno en el stand del RCTB, y qué bien acompañados. También talentosas las partidas de la ruleta que nos marcamos en el stand del Casino de Perelada. Otro stand por el que pasé bastante fue el de VW, donde estaba Gina…que sigue esperando que le regale mi sudadera de Mango… ;)

Con el paso de los días todos los que estamos allí trabajando nos vamos conociendo. Y un lugar donde conoces y charlas con la gente es el Restaurante Tie Break. Allí es donde comemos los árbitros, médicos, chófers, jueces de línea y personal de la organización. Muy buen ambiente, distendido y relajado, con una comida de 10. La verdad que Prats&Fatjó preparaba cada día un bufet libre muy bueno. Por no decir excelente. Ir a trabajar con el estómago cuidado y lleno, es un placer que no se tiene cada día.

En plena acción
Esperando antes de hacer el cambio de jueces de línea
Por suerte, no todo es trabajar. Las funciones del juez de línea exigen una concentración máxima y por ello realizábamos turnos para descansar. Llegábamos al club a las 10 de la mañana, pero la hora de salida nunca estaba clara. Todo dependía de la duración de los partidos. Una hora dentro y una hora fuera para despejar la cabeza de la tensión que se vive en la pista. Una fórmula de éxito que permite descansar, disfrutar de los partidos desde las gradas y pasear por el Village antes de volver a pista.

Uno de los momentos que recordaré de esta primera edición ocurrió durante la espera del lluvioso jueves. Junto con Bruno decidimos ir a ver a Arseni Pérez, para que nos enseñara la cabina y el set de RTVE para el Godó. Arseni, periodista de TVE especializado en tenis, nos enseñó la cabina y estuvimos un rato hablando con él hasta que la lluvia nos dejó volver a la casa club sin mojarnos excesivamente. También pudimos ver el final del directo que emitían Xavi Díaz y Alberto Berasategui. Sin duda, una gran experiencia aprendiendo de los mejores.

En el set de TDP con Berasategui y Xavi Díaz
Un jueves lluvioso, que complicó la fase final
Chapeau los pisteros, ¡las pistas estaban encharcadas!
Otro que estuvo a punto de ser el mejor de este trofeo Conde de Godó 2013 fue el murciano Nico Almagro. Perdió la final con el más grande sobre la arcilla: Rafa Nadal. Pero su lucha, su garra y sus ganas cada vez que salta a la pista, lo han convertido en un tenista admirado para mí. Pero esta admiración se acentuó cuando lo conocí personalmente en la Copa Davis en Gijón. Durante la semana me lo crucé en la casa club y estuvimos un rato charlando. Un grande al que seguiré animando en Copa Davis cada eliminatoria.

Ya para ir acabando, me quedo con la parte humana, con la que hemos formado un excelente equipo de jueces de línea. Me quedan grandes recuerdos de personas con las que he pasado muchas horas haciendo lo que nos gustaba. Y que seguro que nos volveremos a ver más adelante en otros torneos. ¡Ah! Y chapeau los pisteros, que ante la lluvia hicieron malabares para dejar las pistas en condiciones. Así se lo reconoció el presidente del RCTB durante el pica-pica que ofreció el club al final del torneo.

La pista central, reflejada en el emblema de VW
Me lo repito… Se acabó esta edición del Godó. Una semana fantástica de tenis que he vivido desde dentro como juez de línea. Un debut en compañía de un gran amigo, con el que me saqué el título en Figueras, Bruno Ballesté. Y con el que espero compartir muchos más torneos, y muchas más eliminatorias de Copa Davis. ¡Qué grande el presidente Escañuela y Nico!

Final de individuales con la pista central llena
Final de dobles, a la misma hora y con la pista 1 vacía
Ceremonia de entrega de trofeos a los jugadores
¡Con ganas de repetir!
La verdad es que no se si con este post será suficiente para expresar todo lo que ha sido para mí esta edición del Barcelona Open Banc Sabadell. Espero que con estas líneas os hayáis hecho una pequeña idea.

Volveremos (o eso espero) en 2014, ¡con muchísimas ganas!

Pablo