miércoles, 29 de mayo de 2013

¡Tengo que aprender a nadar!

Sufriendo en los últimos metros...
Sí. Así de contundente. Tengo que aprender a nadar. No ha sido un debut agridulce ni mucho menos, pero me ha hecho ver que quien no entrena, no obtiene resultados. Algo bastante obvio. Sabía que llegaba al Triatlón de Cunit muy verde en natación, pero no tanto como realmente vi en competición. La causa no es otra que la falta de entrenamiento en la piscina y sobre todo en mar abierto. Nunca antes había nadado en el mar y tampoco me había probado el neopreno. Una absoluta imprudencia. La consecuencia es que, a pesar de las buenas sensaciones en bicicleta y corriendo, tengo que nadar si quiero estar compitiendo de forma decente.

Pero no todo fue negativo, ni mucho menos. Es más, creo que ha sido muy positivo para ver donde estoy y qué tengo que mejorar. Hace cosa de un par de semanas y después de la insistencia de Marc Eslava, decidí apuntarme al triatlón de Cunit. Tenía ganas, a pesar de que el precio para adulto no federado es bastante prohibitivo. Pero las ganas son imparables y al final nos apuntamos Marc, Gerard y yo.

Recogiendo dorsales después del madrugón
Marc salía antes que nosotros, a las 9 de la mañana. Es lo que tiene estar federado. Gerard y yo salíamos a las 10:15 con todo el grupo de triatletas no federados. Entre las dos salidas, 433 triatletas que competiríamos en un circuito de bicicleta y carrera a pié muy llano, pero que antes debíamos nadar en un mar que estaba muy picado.

Siendo sincero, viendo el mar picado con el neopreno puesto y sabiendo que era la primera vez que nadaba en aguas abiertas, me entró el canguelo. En la segunda salida, salíamos aproximadamente 220 triatletas, entre ellos Gerard y yo. Y sonó la bocina. Mientras caminaba mar adentro iba recordando los consejos que Fernan me dio la noche anterior: abrirse un poco por el exterior y así evitar el amontonamiento de nadadores. La verdad que me abrí demasiado y me alejé de la primera boya. Empecé a nadar y me di cuenta de que no estaba cómodo y con las olas, empezaba a tragar agua. Mala señal.

Si no entrenas, luego te das de bruces con la realidad. Mientras Gerard nadaba a un ritmo muy bueno, yo me iba quedando atrás… Me pasaban más y más nadadores. Ya no importaba el tiempo, sólo quería acabar lo que se había convertido en un sufrimiento. Durante los 750 metros de la natación, que yo creo que eran más, fui combinando crol braza y espalda con paradas para descansar. Después de más de 28 minutos nadando y llegando de los 10 últimos, acabé el segmento de natación. ¡Qué desastre! Pero a medida que me acercaba a la zona de boxes para coger la bicicleta, esa sensación de desastre iba disminuyendo. Empezaba lo que más me gusta: ir en bici.

Yendo a boxes y después de salir de nadar...el mundo da vueltas ¡qué mareo!
Después de una pésima natación, la bici estaba sola en el box jajajaja

Me tomé con la calma la transición. Tanto que incluso me puse calcetines, algo que solo hacen los auténticos globeros. Y yo soy uno de ellos aún. Cuestión de comodidad. Salí del box marcándome una ‘bici fantasma’ para coger confianza y empezaba lo que más me gusta: pedalear. Justo salir me pasaron los primeros clasificados y me intenté poner en su grupo para recuperar todo lo perdido en la natación. Error, empecé demasiado fuerte.

El circuito era muy llano y rodador, con cuatro rectas de poco más de un kilómetro cada una, dos con viento en contra y dos con viento a favor. Teníamos que dar tres vueltas de algo más de seis kilómetros cada una. Un circuito que iba estupendo mentalmente, para poder avanzar corredores y tener más referencias visuales. Así como en el tramo de natación me pasaba todo el mundo, encima de la bici hice un buen parcial y adelanté a bastantes triatletas. La verdad es que se nota cuando se entrena o no. Y me favorecía que a lo largo del circuito hubieran varios pasos de cebra elevados, ya que era el lugar para adelantar corredores. Mientras la mayoría de triatletas bajaban la velocidad para pasar los ‘baches’, yo los saltaba.

TriPostureo
Las tres vueltas siguieron la misma tónica. Avanzar corredores ‘full time’. Físicamente me reventé bastante, pero sabía que tenía que darlo todo para poder hacer un tiempo decente. Y sí, acabé el tramo en una más que correcta 169 posición de 433. Pero no quería que mi remontada se quedara en eso. Todavía faltaban los 5 kilómetros de carrera a pié. Durante la bici aproveché para hidratarme bien, pero me noté que había tragado agua nadando y que seguro que eso me pasaría factura corriendo.

La última transición fue un poco más rápida, a pesar de lo largo que era el box. Una vez calzadas las bambas, quedaba el último esfuerzo. La progresión desde que había dejado de nadar había sido constante así que quería mantenerla. Al inicio del tramo de carrera a pié te sientes bastante cojo corriendo, hay que adaptar después de la bici, cosa que yo no hice. Un inicio relativamente fuerte que me temía que iba a pagar bastante caro…

Como siempre, compitiendo con Gerard
El tramo de correr eran dos vueltas y media a un circuito cerrado por el paseo marítimo. Duro y agradecido. Me crucé con Gerard cuando acababa mi primera vuelta, pero él ya iba hacia meta. Había volado, corriendo como un animal. Avanzando corredores, poco a poco fui mejorando posiciones hasta llegar a meta superada la hora y veinticinco de carrera. No está mal para el debut, pero obvio que hay que mejorar mucho la natación. Ahora que ya lo sé, no queda otra que tirarse a la piscina.

Así que, con las Wild Wolf Triathlon Series by Polar de Andorra de mediados de julio en la cabeza, toca entrenar. Ya estoy inscrito, así que debutaré en un triatlón olímpico en poco menos de dos meses. Ganas no faltan, pero  ¡a la piscina de cabeza YA!

¡Vamos!


Pablo

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